Aquí estoy esperando a que apaguen estas
asquerosas luces fluorescentes en el pabellón de deportes del
convento de las Benedictinas de León para poder estrenar mi nuevo
frontal “PETZZ TIKKA PLUS”. Me dispongo como todas las noches
amiguitos míos a narrar otras historias superdivertidas que nada
o casi nada tienen que ver con la realidad del camino…. ¡O
sí!
Bueno, el caso es que tengo que rellenar como sea párrafos en
este día que más que una Etapa ha sido un borrón
en el camino.
Desgraciadamente el episodio más significativo de hoy ha sido
la posible lesión que Manolo tiene en su pierna izquierda.
Comentario al respecto según la intensidad del dolor, confirman
que ha subido dos grados con respecto al de ayer en una escala del uno
al diez en la que el uno es una simple caricia de pluma y el diez es
un golpe intenso y seco en mitad de los genitales.
Nada más salir ya notaba un leve dolorcillo en su rodilla que
posteriormente ha ido incrementando.
Por la descripción del dolor parece ser algo parecido a lo que
tenía Frank y cuya intensidad no sabremos mientras no le peguemos
una buena patada en los huevos. (que ganas no nos faltan).
La ETAPA ha comenzado a las 8:00 cuando Margarita puntualmente nos ha
echado casi a patadas del albergue de Carrión de los Condes.
Acto seguido y tras descubrir una leve avería en mi rueda trasera
que podría ir a más, nos hemos tomado un café con
leche y bollos en el Bar España.
Los dos músicos de una pequeña orquesta compuesta por
dos, se han encargado de amenizarnos el desayuno con unas ilustres y
cultas frases de no se que santo y unos vivas al pueblo y las mujeres
que en el lo habitan. Desgraciadamente solo podíamos contestarles
con monosílabos y algunas palabras simples sin diptongos ni complicaciones
debido a lo pronto de la mañana y la ausencia de las sustancias
que presuntamente atesoraban aquellos dos consumados artistas.
Tan poca cultura por nuestra parte les ha abrumado y han decidido proseguir
viaje hasta el próximo bar donde seguro, peregrinos mucho más
dichos, les podrían seguir sus soliloquios y sus tesis sobre
mujeres y pueblos.
Paralelo a esta escena teníamos otra en donde Pocholo y Geral
de Pardié se fundían en un solo ser para asaltar a los
peregrinos extranjeros por el triste botín de un par de cigarros.
Son los resquicios de lo que hacía algunas horas había
sido un apoteósico final de las fiestas patronales. Sin duda
la eclosión de estas fiestas había dejado en su onda expansiva
algunas secuelas que solo el tiempo y la astenia se encargarían
de borrar.
Hemos pagado los cafés y para adelante.
De nuevo nos asaltaban los recuerdos de glorias pasadas cuando a nuestro
paso por las calles de Carrión unos rezagados (en lo que a acostarse
se refiere) comenzaron a gritarnos el glorioso sonido de “Induráin
Induráin”. De nuevo ese sentimiento de protagonista principal
de telenovela hispana nos inunda y abruma, dejándonos llevar
y creyéndonos que efectivamente en algo nos pareceríamos
a este ilustre ciclista que tantas tardes no ha hecho llegar tarde al
trabajo.
Salir del pueblo y todo ha sido una monotonía continua solo rota
por los agradables sonidos de mi bici, los desagradables de la bici
de Norber y las lamentaciones y maldiciones de Manolo y su rodilla.
Un pueblo tras otro hemos pasado a gran velocidad ya que el camino discurría
paralelo a la carretera, con lo que tanto nosotros como la rodilla de
Manolo lo agradecía.
La etapa no era nada difícil, por lo que a esfuerzo físico
se refiere, pero si lo era a lo mental. Un pueblo tras otro quedaban
sin pena ni gloria en el olvido mientras afloraban sentimientos y recuerdos
del pasado. Mi hijo, Celina, la marcha de Frank, la preparación
del camino, eran temas que salían fácilmente y con un
detalle casi perfecto en mi mente y que recordaba una y otra vez como
si de un video se tratase.
Para Manolo, estos tramos han debido ser de una dureza extrema. El recuerdo
de la marcha de Frank y el parecido de su lesión a la de éste
han debido hacer de la etapa un calvario lleno de frustraciones y amenazas
de fin de una bonita aventura.
Por la cara y el semblante de Norberto, tampoco esta etapa habrá
pasado desapercibida para él. Imagino, tras conocerlo un poco
y debido a los recientes episodios de su vida, habrá sido algo
parecido al deshoje de una inmensa margarita cuyos infinitos pétalos
unas veces serían negros y otras veces, blancos.
A 40 Km. hemos hecho una pequeña parada en Sahagún donde
Manolo se ha anestesiado la rodilla con hielo para poder seguir.
Mansilla de las Mulas, a unos 36 km de Sahún, ha siso el matinal
avituallamiento de las 12:00. Una tortilla de chorizo dos cañas
y un par de tapas han sido los acompañamientos. Más hielo
para la rodilla de Manolo, en un pueblecito donde las parras de una
plaza y una maceta de geranios han hecho el lugar perfecto para quedarme
transpuesto pensando en no se quien cojones me pudo convencer para hacer
esta locura.
Los veinte últimos kilómetros los hemos hecho a paso carreta
por la nacional paralela al camino. Los 95 Kilómetros de la etapa
debían dejar piernas para afrontar los de mañana.
Llegamos por fin al mismo albergue donde hace tres años comenzamos
nuestra singladura y con casi la misma suerte; esta vez hemos encontrado
hueco en el suelo del pabellón en vez del establillo del fondo
de hace tres años ¡Que suerte!.
Nos hemos instalado en el suelo de este palacio de congresos donde creo
que no vamos a pasar una mala noche salvo que los decibelios de Manolo
no sobrepasen los 80 y nos denuncie algún vecino por no tener
insonorizado el local.
El Bar “El Abanico” nos ha servido un menú suculento
compuesto por costillas en salsa y una trucha. El postre no merece mención
y el vino con casera como siempre, fresquito y espumoso.
Como siempre una acalorada discusión pos-cena en la que el precio
de una bici que acabábamos de ver ha hecho de la digestión
un suplicio y de mi intuición una cualidad casi infalible.
Todo lo cual nos ha llevado de nuevo al albergue donde ahora me encuentro.
Y ya no encuentro más sentido a seguir escribiendo por esta noche.
Desgraciadamente no voy a poder estrenar mi nuevo frontal así
que me tendré que inventar alguna escapada al aseo o al patio
para ver aves nocturnas, ratas, cucarachas, bleas o algún otro
ser vivo que haga satisfacer mi ilusión y desasosiego.