Camino de Santiago
Salida
1 Roncesvalles-Obanos
2 Obanos-Viana
3 Logroño-Logroño
4 Logroño-Grañón
5 Grañón-Rabé de la Calzada
6 Rabé de la Calzada-Carrión de los Condes
7 Carrión de los Condes-León
8 León-Murias de Rechivaldo
9 Murias de Rechivaldo-Cacabelos
10 Cacabelos-Triacastela
11 Triacastela-Portomarín
12 Portomarín-Arzúa
13 Arzúa-Santiago de Compostela
2003

 


Distancia Dia (Km) 67,81
Tiempo Invertido (h,m,s) 4,54,12
Velocidad Media (Km/h) 13,93
Velocidad Maxima (Km/h) 56,24
Total Camino 148,74
Tiempo Soleado
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LUNES 18 DE AGOSTO DEL 2003 9:04

La noche ha sido un poco dura para mí. Me he despertado unas cuantas veces ya que no me quedaba durmiendo. También tenía la sensación de no haber descansado físicamente. Afortunadamente al levantarme, he descubierto que me encontraba un poco menos roto.
En la pastelería “La Taberna” en una calle del camino que pasa justo por el centro de El Puente de la Reina. Nos tomamos tres cafés con leche. El mío con leche caliente, los otros dos fría. Norberto beberá un colacao preparado al estilo de “Mía Mamma” que merece una descripción un poco más abajo. Vamos a endiñarnos unas tostadas y unos pastelitos para echarle glucosa al cuerpo. Yo me he ido por lo típico y he pedido Torta de Txantxigorri que es una especie de hamburguesa de pan con cositas por encima y con sabor a mazapán y más seca que los pies de cristo. A ver como me sienta

Receta Mía Mamma:
Consiste este arte en batir previamente el cacao en una pequeña dosis de leche. Tras un minucioso reparto del polvo en dicho elemento, se consigue una homogénea textura que se armoniza con unas graciosas pompitas de color chocolate. A continuación se rellena el baso con el resto de leche fría. Conseguimos con este protocolo un delicioso sabor y un perfecto buqué digno de los mejores caldos. A veces también conseguimos cabrear al camarero, pero esto es un riesgo que merece la pena por la elegancia del gusto que mantendremos en la boca a lo largo de la jornada.

LUNES 18 DE AGOSTO DEL 2003 22:00

Muy poco queda para acabar este maravilloso día.
Tras un menú de peregrino compuesto de un revuelto de hongos, un pollo al chilindrón y un melocotón sabrosísimo, regado con vino con casera hemos decidido concluir esta jornada en Viana que hasta ahora y dudo que pueda superarse, ha sido de lo más interesante.
Comenzó la ETAPA con lo que antes he narrado y precisamente el Txantxigorri no ha sido de lo mejor que me ha pasado.
Saliendo del Puente de la Reina por el margen izquierdo de la autovía hemos comenzado una subida por un camino de tierra roja en la que los cuatro hemos comentado lo mismo. “Cómo cojones se encargan las Coplovich de jodernos un día tan bonito. Y es que y debido a las obras por la mejora de la carretera, se han inventado un camino durísimo donde empujar la bici era lo menos duro.
Después más y más subir hasta llegar al pequeño pueblo de Cirauqui. En él, una maravillosa fuente que ha sido al tiempo proveedora y baño de un agua fresca que salía por dos caudalosos caños.
Un buen peregrino nos ha obsequiado con un folio que contenía todos los perfiles de todas las etapas del camino que han hecho de Norberto uno de los hombres más felices del mundo.
Frank, que ha llegado un poco más tarde, tampoco ha escatimado en su felicidad pero por otro motivo diferente, “La Fuente” donde se ha pegado un largo y placentero baño para deleite de todos los espectadores que allí nos encontrábamos y que hemos descubierto como el pudor y el decoro nada tienen que ver con nuestro gran y michelinoso amigo.
Un largo y placentero recorrido por buenos caminos nos han llevado hasta un recorrido por antiguas calzadas romanas cuyas piedras sueltas en el camino hacían imposible el paso de las bicis.
El cambio de Frank se ha tocado un poco por los pedregales de Lorca. A Manolo una de las cintas de las alforjas se le ha metido entre la corona y los radios.
A partir de Estella todo son campos de trigo a ambos lados del camino con subidas y bajadas continuas.
Un buen trago de vino en la Fuente del Vino de las bodegas Irache junto al Monasterio del mismo nombre y seguimos camino con un poco más de calorías y un poco menos de equilibrio.
En una de estas bajadas muy pedregosas y fruto de los saltos, de la calzada romana, del camino pedregoso y de lo poco suelto que anda en los temas mecánicos, a Frank se le ha soltado el porta alforjas. La verdad sea dicha que el hierro que une el porta a la parte de atrás de la bici era una autentica mierda y esto también ayuda a decantar la parte de culpa hacia el azar.
Un puñado de bridas, un pulpo bien puesto y unos derroches de imaginación han convertido a su bici en una de las maquinarias ligeras más perfecta a este lado de los Pirineos.
Tras este parón de casi una hora, reanudamos camino Azqueta y Vilamayor de Manjarín donde nos encontraremos una de las grandes sorpresas que nos depararán esta aventura.
Pasado el pueblo de Azqueta y tras una fuerte subidas aparece de repente en medio de la nada, una especie de construcción medieval muy bien conservada con un bonito arco doble de medio punto que en un principio parecía ser una iglesia. Al acercarnos encontramos una maravillosa sorpresa. Una piscina cubierta escalonada hasta su base con un agua cristalina pero extremadamente fría que nos hizo reflexiones rápidamente sobre la urgencia de pegarnos un baño. El Primero en meterse fue Manolo Brotons, el segundo Frank, el tercero un servidor como último y más indeciso Norberto. Hay una o dos bonitas fotos (bueno tres ya que una alemana nos hizo una foto que andará por aquellos lares y quizás por algún que otro foro en Internet) que ilustran este momento y que yo no detallaré por prudencia o por no emitir palabras obscenas o jocosas ya que mi pudor me impide escribir frases tan indecorosas como “en pelotas”, “que te cagas”, “los huevos como tigres” o “muchísimo mejor que un orgasmo en sábado”.
El caso es que como pudimos salimos del agua, nos pusimos las cositas, montamos en las bicis y como nuevos reanudamos el camino.
Tras Villamayor unas bajaditas largas y profusas cargadas de viñas a ambos lados.
En una de estas bajaditas de infarto de las que a mi me apetece rodar rapidillo, en un despliegue de habilidad, destreza y equilibrio, me he pegado una hostia que de no ser por mucha suerte (creo yo) o por la divina providencia (creen otros) no me he hecho más que un pequeño rasguño en el hombro izquierdo y una torcedura en mi muñeca derecha que después no me ha molestado. La bici, alforjas y dientes todos en su sitio.
Frank fijándose en mis tirabuzones y piruetas, en vez de en el camino, también ha chupado suelo y Manolo en su premura e impaciencia por salvarme la vida también ha resbalado y chupado alguna de las zarzas que han frenado mi caída. Norberto, por su lado, no se ha enterado de nada ya que mi acrobática maniobra de adelantamiento le ha desconcertado un poco por lo que tuvo que frenar para no comerse una viña que desafiante se dirigía hacia él.
Afortunadamente tan solo una pequeña avería en la cala de mi pedal derecho ha enturbiado este fantástico milagro.
Nos lleva ahora el camino hacia una de las historias más interesantes de las que los cuatro hemos vivido en el camino. Es aquí donde hemos descubierto y valorado lo que sientes personajes tan distinguidos como Miguel Indurain, el Papa, Jesulín de Ubrique, Yola Berrocal o el Fari.
Llegamos al pueblo de Los Arcos. Unas calles totalmente desoladas, sin ni tan siquiera unos riquelmillos que poder escupir, hacían presagiar uno más de esas fantasmagóricas aldeas navarras por las que hemos pasado.
Entramos por la calle mayor donde por fin encontramos algunos habitantes que nos dieron el buen camino. Era llamativo no tanto el hecho de ir vestidos de pantalón y camisa blanca con pañuelo rojo como el de estar comiendo en plena calle. Una mesa puesta en un lado del camino por donde nosotros debíamos circular, buscando el poco sol que por aquella se filtraba.
Tras esta mesa otra y tras esta otra y otra más. En un momento nos hallábamos rodeados de una marabunta humana del mismo color e igual talante.
A alguien se le ocurrió gritar algo tan familiar como lo de Indurain, Indurain. En pocos segundos una masa enfervorizada y encolerizada nos ha aclamado durante muchos metros por aquella calle repleta de gente. Todos deseaban tocarnos, abrazarnos, besuquearnos y hasta algunos nos han pedido por favor que nos quedáramos esa noche.
Entre vítores a San Roque y a no se que Virgen nos han agasajado e invitado hasta límites en los que nuestra cordura ha sufrido verdaderas tentaciones de apalancarnos en aquel pueblo con sumo riesgo de acabar con las expectativas de seguir con buen pie el camino.
Tras unas fotos para la prosperidad, un moscatel blanco de excelente calidad y cantidad, un café, varios tipos de pasteles, un cubata y unos chistes contados por un tal Miguel Urrieta (vasco de profesión y garrafa de hobby) que han puesto un perfecto colofón a nuestras andaduras por este maravilloso y acogedor pueblo.

VIVA LOS ARCOS

18 largos kilómetros nos separaban aún del pueblo donde teníamos previsto nuestro alunizaje, Viana.
El moscatel hizo de las suyas y el camino hasta Sansol se hizo largo….. muy largo.
Tras Sansol 11 km hasta Viana cogimos carretera y así fue como el maloláctico se consumió dejando paso a una agradable sensación de estar hecho una puta pena.
Frank en estos últimos kilómetros ha tenido una lesión en la rodilla izquierda (la contraria a la que ya tenía tocada) que le ha impedido incluso llegar en bici al refugio donde ahora espero quedarme frito si unas apestosas zapatillas camineras me dejan.
Mención especial tiene un pequeño enfrentamiento o charla sobre los objetivos de este viaje y el trazado de las rutas. Todos estamos de acuerdo en todo y un pequeño conato de encolerizamiento por mi parte (fruto, sin duda, del moscatel) ha sido subsanado con unos brindis y unos vivas a Los Arcos. Vivan.

Chiste por Miguel Urrieta
Va un Gitano pidiendo trabajo de albañil y lo consigue ganando 15.000 ptas al día.
Comienza un Lunes (preguntarle a Norberto que lo sabe)

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