La gran etapa de las bleas.
Por aquí hay de todas clases. Bleas Standard, bleas altas y bajas,
bleas oblicuas y rectas, bleas redondas y chatas, bleas de hoja caduca
y perenne, bleas flácidas y eniestas bleas y hoy hemos visto
hasta las bleas negras y el águila picableas.
Y es que Galicia es el país de las bleas. Tras el pulpo, lo más
importante que tiene este país de la Xunta son los muebles de
blea, el arte de la orfebrería en blea, o las casas construidas
en piedrablea.
Qué paisajes hemos descubierto a lo largo de esta etapa truncada
por la última visión del polideportivo municipal de Portomarín.
Como ayer hoy más de lo mismo, el suelo de Portomarín
nos aguarda tal cual……… friiiiiiiiiiiiiío.
¡Que bien nos vendría ahora una sopa de bleas para calentar
el cuerpo.
El caso es que hemos llegado temprano a este pueblo bañado por
el embalse de Belesar. Majestuoso puente lo cruza y majestuosa cuesta
lo culmina hasta llegar a la plaza donde nos espera el zulo por otra
parte conocido por Norber y un servidor.
La ETAPA ha comenzado tras una noche de perros en el porche trasero
del albergue de Triacastela. Nos disponíamos a emprender esta
antepenúltima etapa con mucha ilusión y empuje. Colocado
de alforjas y puesto en traje de longaniza negra nos decidíamos
prestos a emprender la marcha. Y como no, siempre los típicos
y agradables comentarios sobre mis ronquidos, haciendo referencia a
no se que dinosaurio que seguro en aquellos tiempos era el más
encantador de ellos… el Roncosaurio.
Los murcianicos, catalanicos y madrileñicos que conocimos la
noche anterior han salido un poco antes que nosotros. Peor para ellos.
Les han caído las primeras gotas de lluvia de este nuestro Camino.
A nosotros nos han pillado bajo el porche.
Al momento de parar… en marcha hasta un bar llamado “Río”
donde nos hemos endiñado un buen desayuno a base tostadas, los
consabidos colacaos al estilo Norber y cafés con leche Standard
al estilo de quien fuera el que los descubriera. ¡Un monumento
para éste y otro para Norberto!
Terminado el desayuno con la compañía del grupo de los
davises, ha comenzado a llover de forma copiosa y, por que no decirlo,
de una forma “Mojadora”, “Empapadora” y “Humedecedora”.
Alentados por el grupo Mixto y sin mirar las inclemencias, nos hemos
dispuesto a embutir y empaquetar nuestras alforjas para que no se mojaran
ni ensuciaran de barro.
Alentados por el grupo Mixto , nos hemos embutido en los impermeables
y o cualquier ropa o prensa que nos aislase lo más posible de
los chuzos que nos estaban cayendo.
Y alentados por el grupo de ángeles y arcángeles del paraíso
terrenal, nos hemos vuelto a sentar, quitar las prendas aislantes y
a aguantar el chaparrón pero a que pase.
El grupo Mixto ha salido en medio del aguacero….. Que Dios les
tenga en su gloria.
Tras media hora de espera ha amainado quedando un tenue chiriviri de
los que no mojan sino calan.
Unos momentos tristes estos que vivíamos con el aguacero que
había caído. Pero allí no nos íbamos a quedar
de por vida en aquel por otro lado agradable bar. Así que para
alegrar este triste momento que se produce casi siempre que en verano
llueve, Norberto y yo, hemos decidido disfrazarnos de blea azul turquesa
que con el patrocinio de Vileda han hecho de este momento uno de los
más felices para unos y útiles para otros.
Y rumbo a Samos.
Comienza aquí un continuo subir y bajar rompepiernas combinando
duros y polvorientos caminos de tierra con monótonos y limpios
caminos asfaltados. Pasábamos por infinidad de pueblos de cuyo
nombre no puedo ni debo acordarme tan pequeños como el tiempo
que tardábamos en cruzarlos pero muy bonitos y encantadores que
seguro albergan un gran pasado pero ningún futuro.
El olor a mierda de vaca era a veces insoportable. Por donde quiera
que vaya y debido sin duda a las gotas de lluvia caídas que
disolvían las pasteladas haciéndolas emanar un espeso
tufo que era, a veces, irrespirable.
Y más subir y más bajar; y más vacas y más
de sus correspondientes desechos.
Hasta Samos. Bonito convento y conjunto histórico donde su sello
es tan grande como el monje que los pone.
Un poco de carretera y otra vez camino ya sin pausa y un poco cuesta
abajo pero con sus correspondientes subidas hasta Sarria, que es el
pueblo donde a los presos como castigo les hacían lo mismo que
a nosotros en bici, subir hasta arriba.
A dos kilómetros de Sarria, el monte llamado “hijoputa”
o algo así es lo que le oía a uno del grupo mixto, José
David, repetir una y otra vez mientras lo subía. Casualidades
de la vida vernos en esas circunstancias. Aunque prefiero que las casualidades
hubieran sido en la playa o incluso en Eurodisney.
Rompepiernas total hasta arriba y de nuevo rompepiernas total hasta
abajo pasando una y otra vez los montes gallegos. Manolo como un toro.
Ha decidido tomar las riendas del pelotón formado esta vez por
el grupo mixto y el de Orihuela.
Parada de cortesía en un pequeño bar en el camino pero
sin entrar. Aquí nos separamos del grupo mixto. Unos saludos
efusivos y un hasta luego. Prometemos escribirnos, mandar fotos, hacer
una página web del periplo y, por que no, hacer una cena-fiesta-baile
todos miércoles finales de cada mes.
Y nosotros hasta Portomarín todo seguido.
Comida de menú con macarrones para todos, filete de ternera gallega
para Manolo y Lacón para Norber y para mí. Vino y gaseosa
y de postre tarta de Santiago para Manolo y Natillas Danet para los
otros dos.
Paseo por el pueblo y tres cucuruchos.
Norber y yo hemos decidido buscar el viaje de regreso que lo tenemos
arto difícil a tenor de las circunstancias. Pero con el tesón
y la iniciativa que nos caracterizan, no hemos ultimado nada. Bueno
algo si, mañana confirmaremos el alquiler de un coche por 150
€ que puede ser nuestra salvación ya que trenes y vuelos
para el 30 están saturados o cuestan un pastón ya que
te enseñan la cabina y le das la mano al piloto.
Un montón de risas y carcajadas, buen ambiente y buen rollito.
De cena Norber se ha comprado pan con Nocilla que hace un buen rato
se ha preparado. Manolo y yo hemos sido atravesados por un puñal
de doble hoja gallega que casi nos baja el pulpo a los tobillos. Con
una ensalada, el pulpo y dos bebidas (cerveza y vino blanco) hemos concluido
nuestras andanzas por Portomarín y con el Fondo.