Ruta del Segura
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Protagonistas
2004

 

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Pantano del Cenajo-Abarán, 73 Km
Domingo 8 de agosto de 2004.

 

A las ocho están todos en pie, pero nada mas salir de las habitaciones se dan cuenta de uqe la bici de Saba tiene las dos ruedas pinchadas. Arreglan los pinchazos justo debajo de la ventana de unos clientes del hotel a los que por supuesto despiertan. Una hora mas tarde están desayunando: Bufett libre, nueva bufada (zumo de naranja, melocotón, piña, huevos fritos, bacon, lomo, jamón, queso, café, leche, churros, tostadas, pastelitos, croissants, mas zumo, mas queso, mas jamón, la locura, una auténtica hincheta), en estyas aparece Miss Lili para darse su paseito matinal.
A las diez en punto parten nuestros intrépidos muchachos con la panza bien repleta, bajan al pie de la presa (impresionante) y prosiguen por la motica del rio, Yagües parte el portaequipajes, lo arregla en un santiamén y continuan. Un lugareño con tractor les indica el camino correcto, han de pasar al margen derecho por un puente que se cae con solo mirarlo, así que lo cruzan sin mirar, continuan ruta viendo arrozales (verde que te quiero verde) y sufriendo los ataques de sienes y sienes de feroces mosquitouses. El solanero comienza a hacer mella y el camino se pone cada vez mas encabritado hacia arriba, se alejan del río, continuas paradas en las sombras del camino, en una de ellas David olvida el casco y ha de volver sobre sus pedaladas. Así transcurre la mañana, hasta que poco después de Salmerón perciben un intenso perfume a malacatones, se miran y antes de pronunciar palabra ya están los cinco en el huerto pelando y comiendo tan delicioso manjar. Se hincan tres o cuatro cada uno y prosiguen camino de Cieza. Salen a la carretera general, larguísimas rectas, paradas para consultar mapas (quieren ir a Almadenes), en una de estas se escapan David, Norberto y Brotóns, se pasan del cruce y hay que alcanzarlos para llegar a Almadenes por un camino alternativo.
Ha valido la pena venir hasta este lugar, piensan, se trata de un rincón precioso de verdad, allí se dan un reconfortante baño con unos jovencitos lugareños, duermen una pequeña siesta y prosiguen su ruta, aún les queda un poco hasta Avarán.
Gracias a las dotes rastreadoras de Yagües consiguen volver a la carretera en dirección a Cieza, a los pocos kilómetros se detienen en un bar para hidratarse y al salir son ahuyentados por un pequeño caballero andante armado hasta los dientes. Después de este incidente continúan hasta llegar a Cieza (ciudad famosa por su campeonato mundial de lanzamiento de hueso de aceituna con la boca y por la falta de agilidad mental de muchos de sus habitantes), pese a lo cual, tras múltiples pesquisas logran que les indiquen cómo se va paravarán. Cuatro kilómetros de cuestas mas tarde se plantan en Abarán, encuentran la piscina municipal, negocian con el portero para poder entrar al recinto con las bicis y en un abrir y cerrar de ojos los tenemos a remojo rodeados de aladines, poniles y richals. Durante el baño la Dévora le tira agua a Brotóns, éste responde con cajas destempladas, pero la cosa no llega a mayores. Después del chapuzón, duchita con gel y champú y a buscar dónde cenar. Hay que ver la de cuestas que tiene este pueblo, se comenta en el grupo, ya decía yo que no me gustaba bajar tanto, apunta Brotóns. Estando en estas cavilaciones llama su atención una pintada en la pared, se trata de una de las mas apasionadas declaraciones de amor que se hayan podido escribir en la historia de la literatura universal y todos celebran haberla visto. La pintada en cuestión expresa el deseo del poeta de practicar sexo anal con su amada; aunque lo que mas llama la atención de nuestros amigos es la armonía y la musicalidad de los versos, están sin duda ante una de las obras cumbre de las letras hispánicas.
Después de esta borrachera literaria prosiguen su camino en busca de algún lugar don de llenar la panza y preguntando llegan a un bar regentado por “el otro Faemino”, que les da de cenar a base de bien: pelotas, callos, manitas, carrilleras, en fin, algo ligerito. En mitad de la cena aparece “el quina”, gran amigo de la infancia de Yagües (ver foto), se conocen desde muy pequeños. “El Quini” es un famoso guitarrista local, miembro de un conjunto llamado “Los Orogolos” (o algo parecido), lo suyo tiene mérito porque según él mismo dice “tocar la guitarra el mucho difícil”.
Ya son las once de la noche y han de buscar un lugar para dormir , Faemino les aconseja, como no, el parque, y allí se dirigen desafiando a la noche oscura. Una vez allí encuentran un espacio adecuado debajo de un gran eucalipto, lo acondicionan, lo repetan y se tumban. A los pocos minutos son sobresaltados por un estruendo, una rama ha caído a pocos metros, afortunadamente no han de lamentar victimas mortales, han vuelto a salvar el pellejo milagrosamente. Ya a salvo se duermen y sueñan con suaves, esponjosas y delicadas tortillas de patatas.

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